Las visitas al oratorio son momentos especiales donde nos encontramos cara a cara con Dios, en un espacio de paz y reflexión.
Allí revivimos la historia de Jesús, recordando sus enseñanzas, su amor y su entrega por todos nosotros. Es un tiempo para fortalecer nuestra fe, crecer en nuestra relación con Dios y sentir su presencia en cada paso que damos en nuestro camino espiritual.